y un día, bajando la calle, después de una mala cita con la existencia de si mismo, me dijo el Mestre, sin pausas:
El gran escándalo de la Vida es que la vida soy yo...
Me arranco a mí mismo en el acto de saberme, pero ese extraordinario milagro es el milagro del mundo, y jamás podré entenderlo. De la piedra a la reflexión hay un salto y una continuidad.
La melancolia como deporte praticable.